Desarmando el Mito: Repensando la Protección Ejecutiva con Ciencia

Durante décadas, las armas de fuego han sido consideradas la herramienta principal e indispensable en la protección ejecutiva. Sin embargo, estudios recientes y eventos históricos refutan esta creencia, revelando que su efectividad en condiciones reales es sorprendentemente baja, apenas un 3.65% según un análisis de 137 incidentes contra figuras públicas internacionales. Solamente en México en los últimos dos años y medio, 25 ejecutivos y 39 de sus escoltas armados fueron asesinados. Incluso en el caso de atentado contra Donald Trump, decenas de agentes armados del Servicio Secreto de Estados Unidos, muchos con armas desenfundadas, no lograron evitar que el presidente actual de Estados Unidos fuera herido en la cabeza. Estos hechos generan una disonancia cognitiva: ¿por qué una herramienta tan valorada falla en situaciones críticas?

La Ciencia detrás de la Ineficacia: El Tueller Drill

Una de las razones principales de esta ineficacia es el principio conocido como “Tueller Drill”, desarrollado por Dennis Tueller, exoficial de policía de Salt Lake City. Este concepto demuestra que un atacante armado con un arma de contacto (como un cuchillo) puede cubrir 6.4 metros en aproximadamente 1.5 segundos, el tiempo promedio que le toma a un protector entrenado desenfundar y disparar un arma de fuego. Dado que la mayoría de los ataques a figuras públicas, empresarios y otros protegidos ocurren a distancias menores a 7 metros, los protectores no tienen tiempo de reaccionar con un arma. Esta evidencia científica explica por qué las armas de fuego, a pesar de su protagonismo, tienen un alcance muy limitado en la protección ejecutiva tal como se practica hoy.

Manos Vacías: Una Respuesta Más Efectiva de lo Esperado

Un hallazgo aún más sorprendente de los estudios es que, en el 10.2% de los casos analizados, los ataques fueron frustrados por protectores utilizando únicamente sus manos, sin recurrir a armas de fuego ni a técnicas marciales avanzadas. En comparación, las armas de fuego fueron decisivas en solo el 3.65% de los incidentes. La explicación radica nuevamente en la distancia: a menos de 7 metros, el tiempo es insuficiente para desenfundar un arma, pero suficiente para que un protector se abalance sobre el atacante y lo neutralice físicamente. Este fenómeno, (analizado en colaboración con el especialista en seguridad Cecilio Andrade en este articulo: ( https://ivanivanovich.com/es/por-que-los-protectores-reaccionan-como-estan-entrenados-situaciones-reales/) cuestiona la dependencia excesiva de las armas de fuego y destaca el valor de la anticipación. Cuando esta falla, subraya la relevancia de las respuestas instintivas y del entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo diseñado para situaciones imprevisibles.

 

Instintos en Acción: Lecciones de la Guerra de Vietnam

El exagente de la CIA Andrew Bustamante, en su podcast Everyday Espionage, ofrece una perspectiva basada en las experiencias de la Guerra de Vietnam. Durante ataques sorpresa a menos de 7 metros los soldados exhibían tres instintos: el individual (huir), el maternal (alertar y proteger a otros) y el paternal (confrontar directamente al atacante con las manos vacías). El análisis mostró que el instinto paternal, que llevaba a los soldados a abalanzarse sobre los agresores con las manos vacías, era el más efectivo para la supervivencia.

Por ejemplo, en los atentados contra Yitzhak Rabin (1995), Ronald Reagan (1981) y Shinzo Abe (2022), los protectores se abalanzaron sobre los atacantes, inmovilizándolos en el suelo después de los disparos. Lamentablemente en estos casos no lograron prevenir los ataques, lo que destaca la dificultad de utilizar armas de fuego en escenarios de corta distancia.
Pero en muchos otros casos, como los de Jacques Chirac en 2002 o Abdul Gayoom, presidente de Maldivas en 2008, estas acciones realizadas con las manos vacías demostraron ser efectivas a corta distancia para frustrar las agresiones. Esto evidencia que la reacción instintiva supera a la preparación técnica en contextos caóticos.

La Falta de Evidencia Científica en la Protección Ejecutiva

Uno de los mayores problemas de la protección ejecutiva es la falta de estudios rigurosos. A diferencia de otros campos, donde las prácticas se basan en datos empíricos, esta disciplina depende en gran medida de creencias arraigadas y experiencias anecdóticas.

Esto explica por qué herramientas como las armas de fuego se mantienen como estándar, a pesar de su limitada utilidad en escenarios reales. Urge adoptar un enfoque científico para:

– Evaluar la efectividad real de cada técnica y herramienta.

– Rediseñar protocolos basados en evidencia, no en creencia.

Hacia una Profesión más Segura

La Protección Ejecutiva enfrenta un cambio de paradigma. Reconocer que las armas son solo una pieza —y no la más decisiva— en el rompecabezas de la seguridad permitirá priorizar métodos con mayor impacto comprobado, como son las técnicas de protección anticipada en la “linea de ataque” : inteligencia, contravigilancia, alerta temprana, logistica protectiva, dominio cognitivo etc

Solo mediante el análisis crítico y la adaptación a la evidencia, la profesión podrá volverse más segura tanto para los protegidos como para
los protectores.

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Ivan Ivanovich

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