Como ya sabemos la protección ejecutiva moderna está basada en las técnicas de Inteligencia, Contravigilancia, Alerta Temprana , Logistica Protectora y otros métodos avanzados que nos permiten anticiparnos y desactivar los ataques lejos del protegido en el tiempo y en el espacio.
Pero para implementar este esquema de protección, la colaboración tanto del protegido como de su entorno es fundamental. De nada sirve conocer medidas sofisticadas si el protegido no comparte información sobre sus actividades de manera oportuna o cultiva hábitos que lo ponen en riesgo de forma constante.
Por esta razón, los protectores de todo el mundo suelen repetir que “los ejecutivos no entienden”. A pesar de señalarles los riesgos que generan, continúan actuando de la misma manera. Pero no, no es cierto que los ejecutivos no entienden; más bien, nosotros no hemos encontrado la manera de comunicarnos y persuadirlos de forma efectiva.
Es evidente que la protección ejecutiva requiere técnicas que hasta ahora no se han mencionado en este contexto: las técnicas de dominio cognitivo. Las guerras cognitivas son parte de los conflictos asimétricos del mundo moderno, pero aquí nos enfocaremos en técnicas específicas para la protección ejecutiva. Al igual que las demás técnicas más eficaces en nuestra profesión, como la inteligencia, contrainteligencia y contravigilancia, estas técnicas provienen del complejo conjunto de conocimientos y habilidades que poseen los oficiales de inteligencia de campo.
Sabemos que los especialistas en HUMINT (inteligencia humana) poseen habilidades para persuadir y convencer incluso a verdaderos patriotas de traicionar a sus países y convertirse en espías para gobiernos extranjeros. Esto demuestra que sus técnicas son altamente efectivas en el ámbito de la persuasión y pueden ser utilizadas con mayor facilidad y eficacia para generar una influencia ética en el ejecutivo y su entorno, ayudándoles a “comprender” conceptos que nosotros no hemos sabido comunicar. A esto lo llamamos establecer el dominio o la superioridad cognitiva en el entorno del ejecutivo, donde las ideas y acciones persuadidas (en un sentido diferente al que se utiliza en la guerra moderna) están alineadas con la seguridad y el bienestar del protegido.
Conocer estas técnicas es clave para realizar nuestro trabajo de manera efectiva, y dominarlas requiere estudio y práctica. Aunque no podemos entrar en detalles en este breve texto, podemos ofrecer una idea general de su funcionamiento y puntos clave de su aplicación.
Uno de los autores más reconocidos en el campo de la influencia ética, incluso entre oficiales de inteligencia, es Robert Cialdini. Sus libros “Influencia” y “Pre-Suasion” son fundamentales para cualquier profesional interesado en aplicar operaciones cognitivas en la protección ejecutiva. Sin embargo, en mi opinión, la persona que está contribuyendo más a la implementación de estas medidas en diferentes entornos es Andrew Bustamante, ex oficial de inteligencia de la CIA y fundador de la empresa EverydaySpy, cuyo contenido es invaluable para conocer y aplicar estas técnicas en el ámbito de la seguridad.
Lo fundamental en este contexto es conocer los cuatro motivadores esenciales de la inteligencia clásica y los seis principios de influencia de Robert Cialdini. La aplicación de estos conceptos requiere diversas habilidades, como perfilamiento, diálogo persuasivo, técnicas de “espejo”, identificación y uso de sesgos y distorsiones cognitivas, así como la creación de mapas conversacionales, entre otros. Aquí abordamos habilidades que se pueden y deben usar a diario, aunque lamentablemente no forman parte de la capacitación de la mayoría de los agentes de protección ejecutiva en la actualidad. Es hora de que esto cambie.
Los cuatro motivadores esenciales utilizados de manera efectiva en el mundo de la inteligencia desde la Segunda Guerra Mundial se resumen en el acrónimo R.I.C.E.: Recompensa, Ideología, Coerción y Ego.
1. Recompensa: Incentivos o beneficios tangibles que motivan a una persona a realizar una acción o apoyar una causa.
2. Ideología: Creencias y valores fundamentales que impulsan a una persona a actuar de acuerdo con ciertas convicciones políticas, sociales o culturales.
3. Coerción: Uso de la fuerza o amenazas para obligar a una persona a comportarse de cierta manera o apoyar una causa específica.
4. Ego: Motivaciones basadas en el orgullo personal, el reconocimiento y el deseo de mantener o mejorar la propia imagen.
Es importante señalar que la coerción es el motivador menos efectivo en nuestro contexto y debe ser sumamente sutil e imperceptible, pero esta explicación excede el alcance de este breve texto.
Estos cuatro motivadores son fundamentales para persuadir y orientar el comportamiento de individuos en nuestro trabajo diario. De hecho, todos los utilizamos sin saberlo en nuestras interacciones laborales, sociales y familiares; simplemente no los teníamos conceptualizados ni sabíamos cómo usarlos a nuestro favor.
Los seis principios de influencia de Robert Cialdini, experto en psicología social, que se utilizan para persuadir a otros son:
1. Reciprocidad: Las personas tienden a devolver favores o concesiones, especialmente si son significativos, sorpresivos y personalizados.
2. Coherencia: Una vez que las personas se comprometen con algo, incluso de manera muy pequeña, tienden a actuar de manera coherente con ese compromiso en el futuro. Un pequeño compromiso aceptado inicialmente, bien manejado puede ir aumentando a lo largo de tiempo.
3. Prueba social: Las personas a menudo observan lo que otros hacen para decidir cómo comportarse, especialmente en situaciones de incertidumbre.
4. Gusto o simpatía: Las personas son más susceptibles a la influencia de aquellos que les agradan o con quienes comparten intereses.
5. Autoridad: Las personas tienden a seguir las recomendaciones de figuras de autoridad o expertos en un campo determinado. Esto puede implicar el uso de estadísticas y estudios ya que establecen la autoridad en sí.
6. Escasez: La percepción de que algo es limitado o está a punto de acabarse aumenta su atractivo y deseo.
La combinación de motivadores y principios genera un gran impacto persuasivo si se manejan adecuadamente. ¿Pero cómo aplicarlos en nuestro trabajo? Aquí daremos brevemente solo un posible escenario para ilustrar la estructura esencial. Como indicamos en nuestro libro *Protección Ejecutiva en el Siglo XXI: La Nueva Doctrina*
en un primer acercamiento, ofrecemos al ejecutivo un estudio preliminar de seguridad sin costo y sin compromiso.
Así activamos el principio de reciprocidad, ya que esta oferta es significativa, inesperada y personalizada. Al mismo tiempo, se activa el sesgo de aversión a la pérdida, lo que lleva al ejecutivo a aceptar la oferta. Sin embargo, a cambio (reciprocidad), requerimos un poco de su tiempo, ya que la entrevista con el ejecutivo es fundamental para el estudio gratuito que proponemos.
En esta entrevista inicial, además de centrarse en los aspectos técnicos y operativos de protección, el agente realiza preguntas sutiles y específicas que permiten comenzar a perfilar al ejecutivo. Este perfilamiento no es científico ni clínico, sino más bien una definición de actitudes y preferencias que nos ayuda a dirigir la persuasión de acuerdo a su tipo de personalidad. Durante la entrevista, también podemos identificar cuál de los cuatro motivadores esenciales puede ser más efectivo en su caso, conocer su perspectiva así como su ideología, manejo del ego y posibles sesgos cognitivos. Es crucial aplicar diversas técnicas cognitivas que activen el principio de simpatía, generando un “rapport” positivo y una identificación inicial con el ejecutivo. Estas técnicas crean lo que coloquialmente llamamos “química”, que es la base de la influencia.
La siguiente fase consiste en presentar los resultados del estudio. Además de ofrecer una propuesta técnica plausible, razonable y efectiva, utilizamos la información obtenida en la entrevista inicial para adaptar nuestra exposición al tipo de personalidad del ejecutivo y a sus factores de influencia dominantes, maximizando así nuestro poder persuasivo. Mientras que en la entrevista inicial estábamos haciendo preguntas, ahora nos toca hablar, presentar nuestras propuestas y anticipar las preguntas que el ejecutivo pueda tener. Es fundamental aprovechar esta situación para presentarnos como autoridades en nuestro campo, activando tanto este principio como el de la Prueba Social, que debe incorporarse en nuestra presentación. La parte más importante de esta exposición es lograr, aunque sea una pequeña concesión inicial por parte del ejecutivo en favor de su seguridad (alguna información específica, agenda etc). Esta pequeña victoria será valiosa más adelante.
Si el servicio es aceptado según nuestra propuesta inicial, que incluye ciertas acciones requeridas del ejecutivo para su seguridad, las reuniones periódicas de retroalimentación son esenciales para reforzar las medidas cognitivas. En estas reuniones, mantendremos diálogos dirigidos y previamente estructurados por parte nuestra que nos permitirán reforzar nuestra influencia y activar el principio de Coherencia. Si hemos logrado una mínima victoria en la cooperación del cliente al inicio, podremos solicitar más apoyo en cada ocasión (si es necesario), y la tendencia a mantener la coherencia con las acciones iniciales actuará como un factor persuasivo para establecer el esquema de cooperación deseado.
Cabe señalar que las técnicas cognitivas no se limitan a estas tres reuniones; deben ser utilizadas de manera coordinada por todos los miembros del equipo de seguridad en cada interacción con el cliente y su entorno.
Es importante mencionar que muchos protectores en América Latina tienen el dicho “si estás bien con Dios, no importan los angelitos”, sugiriendo que una buena relación con el principal hace irrelevante su entorno. Este es un gran error. Las mismas técnicas deben aplicarse para generar influencia ética en todo el equipo de confianza del ejecutivo, ya que esto representa un multiplicador de fuerza de alcance inimaginable. Esto asegura la implementación óptima de todas las medidas necesarias, reduce riesgos y promueve un ambiente laboral agradable.
Por supuesto, este es solo un ejemplo simplificado, ya que pueden surgir diversas circunstancias en nuestro entorno operativo. El objetivo principal era presentar de manera informativa las técnicas básicas de dominio cognitivo y su aplicación. Sin embargo, para utilizarlas de manera efectiva, es fundamental pasar por un entrenamiento específico, que debe convertirse en parte de la capacitación básica de cualquier protector.