Executive Protection Institute

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Seis puntos clave en el atentado contra el exgobernador Aristóteles Sandoval

El lamentable atentado en contra del exgobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, es otra muestra del fracaso de la protección ejecutiva tradicional. Este desgastado modelo, llevado a la práctica, carece de resultados favorables: ofrece un falso sentido de seguridad y pone en peligro tanto a los protegidos como a los escoltas, debido a que no es capaz de reducir los riesgos en forma efectiva.

El exgobernador de Jalisco fue asesinado la madrugada de este viernes dentro de un bar ubicado en la avenida Francisco Medina, en Puerto Vallarta, Jalisco, momentos después de levantarse de su mesa para ir al baño. El ataque fue consumado a pesar de que, de acuerdo con las fuentes oficiales, la víctima estaba bajo el resguardo de quince escoltas armados.

No sabemos cuántos de ellos estaban en turno con el exgobernador en el momento de la agresión, sin embargo, los medios de comunicación reportan un elemento herido de gravedad.

Este lamentable hecho comprueba que la protección ejecutiva implica mucho más que contar con acompañantes armados y vehículos blindados. Es un proceso de planeación y logística que reduce la exposición del ejecutivo al riesgo, a la vez que se anticipa y desactiva los ataques en su fase de preparación.

A continuación, analizaremos seis factores que fallaron, o no existieron, en el sistema de protección del exgobernador:

1. Inteligencia

Cabe preguntarse si el equipo de protección tenía conocimiento de la existencia de personas y grupos con la capacidad e intención de atentar contra la vida de Aristóteles Sandoval. Si no tenían conocimiento de esto, entonces, es, sin duda, una falla grave; de lo contrario, la exposición que tuvo el exmandatario estatal a los lugares públicos y de riesgo es inadmisible para una condición tan crítica.

2. Contravigilancia

De acuerdo con el modus operandi de estos grupos delictivos, es indudable que el exgobernador fue seguido por sus agresores en todo momento, desde su llegada a Puerto Vallarta y hasta la misma noche del atentado. El equipo de seguridad no se percató del hecho, ya que la contravigilancia implica la operación de grupos especializados; por lo tanto, es muy difícil que los escoltas visibles logren detectar la vigilancia hostil profesional. Si las actividades hostiles hubieran sido detectadas oportunamente, el atentado podría haberse evitado.

3. Alerta Temprana

Los agresores, junto con su apoyo logístico, se encuentran siempre en lugares específicos tiempo antes del ataque. En este caso, tampoco fueron detectados y desactivados oportunamente. Una vez más, para este tipo de operaciones, se requieren elementos debidamente capacitados y adiestrados.

4. Modelos de amenaza adecuados

Un operativo de protección ejecutiva no implica solamente ir detrás del ejecutivo y estar vigilando frente de los restaurantes, sino también, definir los escenarios potenciales y probables en los cuales puede suceder una agresión, con lo cual se determinarán las acciones concretas para evitarlos. En este sentido, los baños, por ser los lugares privados, ofrecen a los agresores oportunidad para actuar. La ubicación y cobertura de este tipo de lugares forman parte de la planeación inclusive en los cursos básicos de la protección ejecutiva.

5. Agentes sombra

Los agentes sombra son los elementos de protección infiltrados en el entorno del protegido, no identificables como escoltas y que representan una sorpresa para el atacante a la vez que protegen la imagen del ejecutivo. A muchos protegidos, como Sandoval, no les gusta tener agentes cerca; no obstante, para este tipo de ejecutivos, los agentes sombra son indispensables. Su salida al baño pudo haber sido cubierta por uno de estos agentes, como si este se tratara de un comensal más.

6. Colaboración del protegido

La protección moderna no puede funcionar sin la participación del usuario dentro del sistema de su propia protección, tal y como se explica en el libro Protección Ejecutiva en el Siglo XXI: La Nueva Doctrina. El recelo del protegido para con su equipo de protección, al igual que el hecho de actuar como si fueran jefes de sus propias escoltas (tarea para la cual no están preparados), ha costado vidas en más de una ocasión.
De acuerdo con diferentes versiones periodísticas, tal fue el caso del exgobernador.

Es fundamental entender que el sistema de protección tradicional no ha pasado la prueba de la realidad operativa moderna y que debemos cambiar nuestra forma de operar; así, seremos capaces de ofrecer mayor seguridad tanto a los protegidos como a los escoltas.