La noche del 21 de abril de 2023, en Uruapan, Michoacán, un tiroteo cobró la vida de un escolta mientras defendía a su ejecutivo de un delincuente que intentaba despojarlo de su vehículo.
En los últimos dos años, solo en México, se han registrado dos escoltas fallecidos, un ejecutivo muerto y cuatro escoltas heridos debido a la adopción imprudente de tácticas que involucran agentes armados en vehículos no blindados. Este enfoque aumenta los riesgos en lugar de mitigarlos, ya que el riesgo de pérdida de un reloj o vehículo (asegurado) se convierte en riesgo de pérdida de vida tanto para el ejecutivo como para su protector. He discutido este tema ampliamente en un artículo anterior:
Nunca solicitar choferes armados en vehículos sin blindar, por favor
La semana pasada, un ejecutivo perdió la vida en una cafetería en Tulum, México, durante un tiroteo que estalló cuando intentaron defenderlo con armas de fuego, frente a un intento de robo de su reloj. Hoy en día, el reloj y el vehículo siguen intactos, pero un escolta y un protegido han fallecido en dos incidentes distintos con situaciones similares: enfrentar robos con armas de fuego mientras el ejecutivo está presente.
En todos estos casos, los protectores actuaron valiente y decididamente, siguiendo su capacitación y creencias. La responsabilidad no recae en ellos, sino en quienes los contratan, capacitan y envían a trabajar sin proporcionarles una comprensión integral de la profesión y las herramientas necesarias para realizar su labor de manera efectiva. Está más que comprobado que el uso de armas de fuego, por si solas, no solo es insuficiente, sino perjudicial en algunas situaciones. Los clientes no deben esperar ahorrar dinero contratando escoltas armados para no invertir en vehículos blindados, ya que este aparente ahorro puede resultar trágico. Armas de fuego y los vehículos blindados son dos herramientas distintas que se usan con distintos fines y no se puede usar una para substituir o ahorrar la otra.
Además, resulta irracional e inhumano que el cliente vea como aceptable arriesgar su vida y la vida de su protector por el valor de un reloj o el deducible de un vehículo asegurado, al enfrentar un robo con armas de fuego.
Para preservar vidas en el campo de la protección ejecutiva, es fundamental que tanto los protegidos como los protectores adquieran conocimientos sólidos en lo que denominamos el Compás de la Protección Ejecutiva. Los cuatro puntos cardinales de este compás son: Inteligencia, Contravigilancia, Logística Protectora y Alerta Temprana; y en su núcleo se encuentra la colaboración con el ejecutivo, lograda a través de nuestras habilidades de comunicación y persuasión. Solo entonces esta profesión será más segura tanto para los protegidos como para los protectores.
