Executive Protection Institute

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La amenaza contra la Jefa de Gobierno y los nuevos retos de la Protección Ejecutiva

 

El 13 de Septiembre pasado, el C5 de la CDMX recibió una denuncia anónima en la cual se dijo que un supuesto traficante de armas, señalado como “Neri”, planeaba atentar contra la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, y que, una vez consumado el hecho, intentaría comunicarse con un famoso programa de radio con el objetivo de “ganar notoriedad”. Las autoridades actuaron rápidamente y ubicaron al sujeto en cuestión. Se observó que la situación no representaba algún riesgo para la mandataria capitalina. Ante estos sucesos, cabe hacerse varias preguntas: ¿Se trató solamente de una pésima broma? ¿Alguien quiso hacerle una mala pasada a tal “Neri”, montando todo el show? ¿Es un caso cerrado? ¿Habrá que desestimar todas las futuras denuncias anónimas semejantes?

Mientras tanto, y derivado de la turbulencia provocada por el asunto, tal situación lleva a pensar que no solamente son los terroristas, los criminales o los cárteles de la droga, aquellos que pueden poner en peligro la integridad y la vida de altos funcionarios. Los individuos mentalmente desequilibrados, pero con la capacidad suficiente de planear y ejecutar acciones ofensivas, representan un serio peligro para los ejecutivos. Esto lo aprendió, muy a su pesar, el Servicio Secreto de los Estados Unidos el 30 de Marzo de 1981, cuando John Hinckley hirió de gravedad al entonces Presidente Ronald Reagan, en un desafortunado intento de llamar la atención de la actriz Jodie Foster, objeto de la obsesión de Hinckley. Otro individuo con características similares es Mark David Chapman, quien lamentablemente logró el objetivo de volverse una trágica celebridad al asesinar al legendario músico exbeatle John Lennon, el 8 de Diciembre de 1980 en Nueva York.

 

Este tipo de personas se han convertido en una seria preocupación para los especialistas en la protección de altos funcionarios de muchos países porque, a diferencia de grupos terroristas y criminales, tales no podrían ser oportunamente identificados, infiltrados e intervenidos. Es decir, son personas que actúan de manera solitaria. El atacante potencial puede ser cualquier individuo tratando de acercarse al protegido desde la multitud.

En busca de soluciones, el Servicio Secreto de los Estados Unidos, en 1997, publicó un estudio llamado “Exceptional Case Study Project”, de R. A. Fein y B. Vossekuil, en donde se analiza la vida y el comportamiento de las personas que atacaron a los protegidos del Servicio Secreto a lo largo de su historia. En el estudio se definen ciertas características que pueden ser útiles para prevenir este tipo se agresiones. Sumado a esto, y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pandemia por la COVID-19 tiene efectos negativos en la salud mental de la población, por lo que es probable el aumento de este tipo de intimidaciones en todo el mundo.

El caso en torno a la amenaza contra la Jefa de Gobierno parece estar cerrado. Como ya se ha mencionado, la persona señalada en la denuncia fue ubicada y se determinó que no representaba riesgo alguno. Sin embargo, el comportamiento del sujeto que realizó la denuncia llama particularmente la atención, pues en la forma de pensar y en las acciones que éste le atribuyó a “Neri” son reconocibles cuatro características presentadas en el documento del Servicio Secreto como posibles señales de peligro:

  1. El interés inapropiado en la mandataria capitalina.
  2. Inclinación y preferencia de la persona en cuestión por las armas.
  3. El deseo de la persona de llegar a la “fama” mediante un magnicidio, ya que, posterior al mismo, deseaba contactar a un “famoso conductor de radio”.
  4. La persona comunica a alguien más su intención de cometer un acto de esta naturaleza.

 

Tomando en cuenta esto, es de suma importancia mantener ubicado al denunciante, quien debería pasar el proceso de evacuación, señalado en el documento de Fein y Vossekuil, con el objetivo de determinar si representa un peligro para la Jefa de Gobierno o para alguna otra figura pública.

 

Existe una regla básica en la Protección Ejecutiva: toda amenaza debe ser tomada en serio. Por tanto, las autoridades de la CDMX hacen bien en investigar este asunto a fondo, especialmente si se toman en cuenta los tres factores antes mencionados y el aumento de este tipo de riesgos para los ejecutivos, derivados, en cierta medida, de la crisis de salud mental ocasionada por la pandemia.

 

Es el momento de reforzar la seguridad de nuestros altos funcionarios contra estas y otras amenazas. Debido a los cambios en la sociedad, ahora los ejecutivos no quieren ser vistos con un dispositivo de seguridad numeroso para no afectar su imagen pública; sin embargo, la Protección Ejecutiva moderna no implica rodearse de “trajes negros y lentes obscuros”, sino en desarrollar actividades preventivas y discretas que sean capaces de intervenir las amenazas, mucho antes de que se cumplan. Todo esto se explica y se detalla con amplitud en mi libro Protección Ejecutiva en el siglo XXI: La Nueva Doctrina.

 

Este tipo de situaciones son una razón más para enfatizar la necesidad de la creación de una nueva institución especializada en la protección de altos ejecutivos, de carácter civil, por parte del Centro Nacional de Inteligencia, la cual, y tomando como base valores como la prevención y la discreción, sepa cómo atender oportunamente estos y otros tantos peligros que van en aumento en una sociedad moderna cada vez más agitada.