Los grandes avances tecnológicos han brindado numerosos beneficios a nuestra civilización, mejorando prácticamente todas las profesiones, incluyendo la protección ejecutiva.
Una de las mejoras tecnológicas fundamentales han sido los sistemas de posicionamiento global (GPS) en los teléfonos celulares y las aplicaciones de navegación, que comenzaron a guiar a los usuarios por rutas menos transitadas, ya que además de indicar la ruta, estas aplicaciones cuentan con información actualizada sobre las condiciones de tráfico y los tiempos de traslado.
Hace 20 años, contar con esta tecnología, tan común hoy en día, hubiera parecido ciencia ficción. Antes, se tenía que escuchar la radio para conocer las condiciones generales de tráfico, sin poder determinar rutas específicas, lo que hacía que los traslados fueran mucho más complicados, ya que quedar atrapado en el tráfico o perderse una salida implicaba molestias para el ejecutivo, despidos de los agentes y un aumento de los riesgos en muchos casos. Por lo tanto, las rutas tenían que ser cuidadosamente analizadas y los agentes debían conocer muy bien la ciudad para poder hacer frente a cualquier movimiento no planificado.
Ahora, las cosas parecen ser más fáciles: no se necesita estudiar nada ni conocer la ciudad, simplemente se ingresa el destino en la aplicación y esta nos guía de manera automática. Pero, ¿es realmente tan sencillo? Quizás sí, para los taxistas y conductores de Uber, pero nosotros somos especialistas en seguridad y nuestros criterios son mucho más elevados.
He observado que el uso excesivo de aplicaciones de rutas atrofia las habilidades de los conductores si solo confían en ellas. Hace 10 años, trabajó para nosotros un conductor ejecutivo cuyos conocimientos de la Ciudad de México eran impresionantes. Conocía prácticamente todas las rutas y dominaba todos los atajos. Con el tiempo, se fue a otra empresa y regresó con nosotros diez años después. Durante su entrenamiento de prueba conmigo, me sorprendí al ver que no solo utilizaba las aplicaciones, sino que no podría manejar sin ellas, e incluso con las aplicaciones se llegaba a perder. Sus valiosos conocimientos se habían atrofiado y no logró recuperarlos. Esto me llamó la atención y me puse a analizar otros casos similares, con resultados semejantes. Los conductores que antes no se perdían sin navegación, ahora se pierden incluso con la ayuda de estas aplicaciones.
Por eso, es muy importante tener claro que las aplicaciones de rutas son solo una herramienta para facilitar la planificación de la ruta, pero no para guiar ciegamente a los conductores.
Las consideraciones de tráfico son solo un factor en la planificación de la ruta y deben ser combinadas y equilibradas con otros factores, tal como lo explico en este video:
Además, las aplicaciones no toman en cuenta la seguridad y pueden llevarte por caminos donde acechan los delincuentes. Existen muchos casos documentados de esto. Asimismo, estas aplicaciones pueden tener errores que pueden hacer que te pierdas en caminos peligrosos, como lo he mencionado en este video:
Por lo tanto, es fundamental conocer lo mejor posible la nomenclatura de la ciudad donde se opera. Planificar la ruta con anticipación, aunque recibamos la agenda con poco tiempo de antelación.
Podemos usar Waze para ver la ruta anticipadamente y observar el tráfico, pero no para seguirla ciegamente. Además, es fundamental, si ya no se pudo hacer una avanzada, y en general, siempre repasar mentalmente la ruta, dónde se va a dar la vuelta, qué salida se va a tomar, dónde se hará el desembarco, etc.
Asimismo, es clave repasar mentalmente las formas de llegar a los puntos de apoyo, ya que en una emergencia no se tendrá tiempo de ingresar la dirección en el navegador y ver por dónde te lleva.
Como especialistas en protección ejecutiva, debemos saber cómo usar los avances tecnológicos, y no terminar “poseídos” y atrofiados por ellos, como lamentablemente está sucediendo con muchos compañeros. Mantener nuestros altos estándares de desempeño es fundamental para reducir los riesgos, aunque esto implique un mayor esfuerzo físico y mental; es clave para mantenernos eficientes.
