La tarea principal de la protección ejecutiva es detectar y desactivar los ataques en su fase de preparación con el objetivo de evitar los enormes riesgos que implica la reacción, tanto para el ejecutivo como para los escoltas.
Una de las actividades fundamentales preventivas es proteger toda la información que puede ser crítica para la seguridad de ejecutivo.En este sentido, el cuidado del número de teléfono del protegido se torna un dolor de cabeza para los especialistas de la protección ejecutiva. Sabemos que, en muchos países de América Latina, los delincuentes, invirtiendo poco y contando con el número de teléfono de la persona, pueden, de manera ilegal, rastrear tanto las llamadas del ejecutivo (la famosa “sábana telefónica”) como su ubicación, la cual podría revelar su domicilio, lugares que frecuenta y mucho de sus rutinas. Este tipo de información les facilita planear un atentado o un secuestro y les recorta el tiempo que necesitan para seguir físicamente a su objetivo, lo que, a su vez, complica a los protectores sus labores de contravigilancia. Por tal motivo, el número de teléfono del ejecutivo es considerado como información crítica dentro del sistema de protección. Un tipo de información, lamentablemente, nada fácil de proteger. El ejecutivo comparte su número de teléfono con muchas personas: asistentes, empleados varios, proveedores y muchos otros que, eventualmente, de manera intencional o no intencional, podrían compartir esta información con delincuentes. Por otro lado, los populares y multitudinarios chats de la aplicación WhatsApp exponen el número del protegido a una gran cantidad de personas que podrían hacer mal uso de este.
Por otro lado, los grupos delictivos, lamentablemente, tienen muchas otras fuentes para hacerse de la información crítica de los protegidos. En este sentido, la asesoría permanente de un experto en seguridad informática resulta esencial en la seguridad ejecutiva moderna. Es fundamental contar con un “escolta informático”, como a veces se le llama, en cada grupo de protección, para que lleve a cabo el análisis correspondiente de todo lo relacionado con la información crítica del protegido y su entorno, pues, de este análisis, se podrán elegir y aplicar las mejores soluciones para minimizar los riesgos. Es preciso un conjunto de medidas para la protección de información tanto técnicas como humanas que, desde luego, dependerán del estudio de cada caso. Esto se explica a detalle en el libro Protección Ejecutiva en el Siglo XXI: La Nueva Doctrina.
Es importante estar consciente de las amenazas presentes en la sociedad moderna y dejar de servir a los delincuentes la información crítica de manera gratuita y en bandeja de plata; por el contrario, nuestro propósito es hacer que la tarea de atacar al ejecutivo se perciba cada vez más difícil: cerrar todas las puertas, desde las informáticas hasta físicas. También es fundamental tener en mente que las medidas de contrainteligencia en la protección ejecutiva, con frecuencia, logran evitar un ataque de manera mucho más eficaz que las armas y patrullas.
Una sencilla estrategia, a modo de recomendación, es el uso de la aplicación de mensajería Telegram, la cual, con la configuración de privacidad adecuada, permite enviar mensajes, hacer llamadas de voz o video y participar en grupos de chat, pero sin la necesidad de exponer el número de teléfono, como ocurre con WhatsApp. En Telegram solamente es visible el nombre de usuario. De esta manera, el ejecutivo, en lugar de dar su número, proporcionaría únicamente su nombre de usuario en Telegram para mantener la comunicación que requiera. Esta medida se ve facilitada por la popularidad que recientemente ha adquirido Telegram, debido a los graves problemas de privacidad y seguridad que presenta WhatsApp. De esta forma, podríamos reducir fácilmente y sin mucha inversión algunos de los riesgos. Claro, no pretendemos decir que Telegram sea absolutamente segura o impenetrable, simplemente sugerimos una sencilla medida que haría mucho menos accesible el número de teléfono del protegido, ya que los delincuentes necesitarían una mayor inversión de recursos y de esfuerzo para obtenerlo, y esto, efectivamente, reduce los riesgos.
Reiteramos que esta, como cualquier otra medida de contrainteligencia, debe ser observada e integrada dentro de un sistema más amplio y previamente revisado por un especialista después de un análisis exhaustivo de cada caso.
Conocer y aplicar estas medidas ayudará a salvar las vidas tanto de los ejecutivos como de sus protectores.