En los últimos años, la seguridad de diversos líderes mundiales ha enfrentado tiempos difíciles, con numerosos atentados e incidentes graves que han evidenciado serias brechas en la protección de dignatarios de alto rango. Por lo tanto, los eventos de la semana pasada suponen un estímulo positivo para quienes trabajamos en el ámbito de la protección ejecutiva.
El primer incidente tuvo lugar en Ámsterdam el 12 de abril, durante la visita del presidente francés Emmanuel Macron, quien ostenta el desafortunado título de “Presidente más golpeado”, ya que en poco más de un año ha recibido dos bofetadas en actos públicos, ante la mirada impotente de su equipo de seguridad. Afortunadamente, esto no sucedió en los Países Bajos. Cuando Macron llegó y salió de su vehículo (un momento que en protección ejecutiva denominamos “la costura”) para saludar al alcalde de Ámsterdam, dos personas corrieron hacia él, pero fueron interceptadas y neutralizadas por los agentes antes de acercarse al mandatario. Este éxito de la protección anticipada, logrado al detener la amenaza relativamente lejos del ejecutivo, ilustra el adagio de nuestra profesión: “Lo que agrupa no protege, lo que extiende asegura”. Mientras que la protección agrupada alrededor del presidente no evitó las bofetadas, la protección extendida detuvo la agresión de manera oportuna en este caso. Se trata de una estrategia básica, sencilla y efectiva, y aquí tenemos un claro ejemplo de la “costura reforzada”. Personalmente, preferiría eliminarla, pero funcionó bastante bien en este contexto. Si deseas aprender más sobre “las costuras”, te invito a ver este video:
Mientras tanto, al otro lado del mundo en Japón, aún reponiéndose del asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe el año pasado, un diseño operativo sólido y la rápida reacción de su equipo de protección salvaron al actual primer ministro Fumio Kishida de un ataque con un artefacto explosivo el sábado 15 de abril en el puerto de Wakayama. El joven atacante, desde unos 10 metros de distancia, arrojó una bomba de humo que cayó cerca del gobernante, quien fue rápidamente protegido y evacuado mientras los agentes de seguridad y, según informes de prensa, pescadores locales sometían al agresor. Por su pronta respuesta, podemos suponer que estos pescadores eran lo que denominamos “agentes sombra”. El hecho de que el atacante no pudiera acercarse demasiado, que fuera neutralizado inmediatamente por agentes visibles (y posiblemente encubiertos) y que el líder fuera evacuado rápidamente demuestra una planificación y logística muy superior a la del trágico caso de Shinzo Abe. Aunque algunos podrían argumentar que si se tratase de otro tipo de bomba, el resultado hubiera sido distinto, es importante tener en cuenta el estricto control de armas en Japón y las condiciones culturales relacionadas. Shinzo Abe también fue atacado con un dispositivo casero. Si bien siempre hay espacio para críticas y mejoras, lo más relevante es que, tras una rápida intervención de los equipos de seguridad, el protegido, los protectores y los espectadores resultaron ilesos, lo cual es digno de elogio.
En ambos casos analizados, podemos observar que la efectividad de la respuesta depende de un diseño operativo bien planificado y una logística adecuadamente implementada. Se contó con agentes no solo cerca del ejecutivo, sino también en la profundidad del área operativa, lo que permitió una intervención inmediata tanto para salvaguardar al protegido como para neutralizar a los atacantes. Se cumple la premisa anteriormente mencionada : “Lo que agrupa no protege; una formación extendida asegura”.
Es relevante mencionar que en ambos incidentes, los agresores fueron neutralizados utilizando técnicas de manos vacías. Un estudio histórico que abarca 129 casos de ataques a figuras públicas prominentes en 60 países durante los últimos 123 años, indica que las técnicas de sometimiento y control resultaron efectivas en el 11.63% de los casos, casi el triple en comparación con las armas de fuego. Esto no implica necesariamente que las técnicas de combate cuerpo a cuerpo sean más efectivas que las armas; simplemente mostraron su eficacia frente a ciertos tipos de amenazas que aparecieron con frecuencia en el estudio.
Por lo tanto, es esencial que los profesionales de la protección dediquen tiempo suficiente al desarrollo de estas habilidades, ya que, sin duda, pueden ser de gran utilidad en situaciones de riesgo.
