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Asesinato de Charlie Kirk: Otro fracaso del concepto de protección cercana

Ivan IvanovichIvan Ivanovich
Asesinato de Charlie Kirk: Otro fracaso del concepto de protección cercana

El 10 de septiembre de 2025, el activista conservador Charlie Kirk, de 31 años y cofundador de Turning Point USA, fue asesinado durante un debate público en la Universidad del Valle de Utah (UVU) en Orem, Utah, frente a alrededor de 200-300 asistentes en un patio al aire libre.

Kirk fue alcanzado en el cuello por un único disparo de rifle de alta precisión desde el techo del cercano Losee Center, aproximadamente a 150-200 metros de distancia, y sucumbió a una hemorragia masiva poco después de llegar al hospital.

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Este trágico suceso representa otro lamentable ejemplo del fracaso del concepto de protección cercana, en el que un grupo de agentes armados rodea al protegido con la esperanza de reaccionar en el último momento, una aproximación que resulta ineficaz y absurda en la práctica.

Lo mismo ocurrió en el intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump el 13 de julio de 2024 en Butler, Pensilvania, que subrayó los graves peligros de un modelo de protección reactivo, enfocado únicamente en el espacio inmediato y no en el tiempo.

La muerte de Kirk resalta los mismos defectos letales: un total descuido de la protección anticipada, una contravigilancia inexistente y una dependencia excesiva de disuasores visibles que hacen poco contra atacantes determinados que operan con una preparación larga y cuidadosa.

Incluso los mejores equipos de protección en el mundo no han logrado mejores resultados, ya que un estudio de 140 casos de ataques contra figuras públicas prominentes en los últimos 125 años, en 60 países, ha mostrado que las armas de fuego y las reacciones en el momento fueron eficaces solo en el 3.57% de los casos, y se siguen cometiendo los mismos errores.

El Incidente: El Camino Sin Obstáculos de un Francotirador

El ataque se desarrolló alrededor de las 7:00 p.m. hora local. Kirk estaba interactuando con la audiencia, respondiendo a una pregunta sobre tiradores transgénero en masacres recientes, cuando sonó el disparo fatal.

El tirador —descrito como un hombre vestido completamente de negro— se posicionó en el techo del Losee Center, disparando lo que los investigadores creen que fue un rifle de alta potencia. El asaltante disparó una vez, alcanzando a Kirk en la yugular, antes de huir.

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La seguridad de Kirk consistía en ocho agentes armados proporcionados por Turning Point USA, complementados por seis oficiales de policía de la UVU (una mezcla de uniformados y de civil).

Su enfoque estaba en la protección cercana: escoltando a Kirk, monitoreando la multitud inmediata y estableciendo barricadas básicas. Sin embargo, no hubo detectores de metales, revisiones de bolsos ni cribados de entrada; el evento era de “acceso abierto”.

Áreas periféricas como techos no fueron monitoreadas, pese a la vulnerabilidad del sitio y las trágicas experiencias previas en atentados contra Trump. El agresor escapó exitosamente del lugar y, al momento de escribir este artículo, sigue en fuga.

Fallos de Seguridad: Ecos de Butler y West Palm Beach

Esta tragedia refleja los colapsos de seguridad en los intentos contra Trump. En Butler, Thomas Matthew Crooks accedió a un techo a 140 metros del escenario, disparando ocho tiros antes de ser neutralizado —demasiado tarde para prevenir heridas—. El modelo reactivo priorizaba actuar en el momento del ataque sin intervenir en las fases de preparación; Crooks vigiló el sitio durante días, incluso volando un dron en varias ocasiones durante 10 días antes del evento, sin ser detectado.

En el caso de Kirk, el evento fue publicitado con 14 días de antelación y generó una petición de cancelación con casi 1.000 firmas. Esto dio tiempo al atacante para realizar toda la preparación, que evidentemente no fue detectada.

Lecciones y Recomendaciones: Cambiando de Reacción a Anticipación

En contraste, el segundo intento de atentado contra Donald Trump en West Palm Beach demostró el valor de la protección anticipada: el Servicio Secreto, habiendo aprendido de sus errores previos, envió un agente para realizar una alerta temprana, revisando los lugares específicos donde podría ubicarse un atacante mucho tiempo antes de la salida del protegido. Así, avistaron el rifle de Ryan Wesley Routh minutos antes, desarmando la amenaza sin daño alguno.

Mientras el Servicio Secreto se adaptó tras Butler, instituciones como la UVU y la seguridad de Kirk repitieron los mismos fallos, esta vez con resultados fatales.

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Esto demuestra la necesidad de un cambio urgente: pasar de la mera reacción ineficaz a acciones que desactiven las fases de preparación, lo cual ha demostrado ser más fácil, eficaz, discreto y económico. El sistema debe enfocarse principalmente en establecer “anillos en el tiempo” en lugar de solo en anillos espaciales:

1. Contravigilancia (Anillo de Tiempo Largo)

Realizar la vigilancia del lugar en los días previos al evento, ya que el agresor o los agresores deben estar allí con anticipación; ese es el momento crucial para detectarlos.

2. Alerta Temprana (Anillo de Tiempo Medio)

Identificar e intervenir en los lugares específicos donde podría esconderse el atacante, minutos u horas antes de la agresión.

3. Controles de Acceso

Implementar detectores de metales y zonas restringidas en eventos abiertos.

4. Integración de Inteligencia

Cruzar amenazas en línea con inteligencia local, entre otras medidas.

La muerte de Kirk nos recuerda que la reacción es una ilusión; la anticipación es la clave. Este evento podría catalizar reformas antes de la próxima tragedia. Solo mediante este cambio crucial podemos hacer que nuestra profesión sea más segura, tanto para los protegidos como para los protectores.

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