El viernes 9 de junio, tres escoltas del alcalde de La Concordia, Chiapas, Miguel Ángel Córdova Ochoa, fueron asesinados cuando un grupo armado atacó su vehículo en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Cuando ocurren este tipo de lamentables incidentes, la información que se recibe en los medios de comunicación no suele ser muy fiable, ya que se replican las primeras versiones de los hechos sin hacer una investigación adecuada, lo que puede resultar en información errónea. La mayoría de los periódicos manejaron la historia de que el alcalde viajaba en el vehículo en el momento del ataque y que logró salir y resguardarse ileso en la escuela, todo esto bajo fuego que mató a tres de sus protectores, lo cual es inverosímil. Lo que ocurrió en realidad es que el alcalde ya había llegado a la escuela y se encontraba dentro de las instalaciones cuando su camioneta Suburban fue atacada.
Aunque aún hay muchas incógnitas en torno al caso, algunas conclusiones son evidentes:
– La implementación de vehículos blindados es fundamental para reducir significativamente los riesgos en este tipo de circunstancias operativas.
– Basar la protección ejecutiva únicamente en la implementación de acompañantes armados es mortal.
– La protección de cerca por sí sola es totalmente ineficaz.
– La contra vigilancia y la alerta temprana son esenciales para reducir los riesgos y salvar vidas.
En los últimos 10 meses, 11 protectores han perdido la vida en México en operaciones improvisadas, basadas en la protección de cerca y el uso de acompañantes armados que históricamente se han mostrado ineficientes. Solo un cambio en el enfoque operativo que priorice la inteligencia y la protección anticipada puede hacer que esta profesión sea más segura tanto para los protegidos como para los protectores.
